Ana von Rebeur es escritora, periodista, dibujante, humorista gráfica, artista plástica, especialista en color, ilustradora, guionista, columnista y conductora de radio y t.v.
Damian Miguel - damianmiguel@abchoy.com.ar
Recorrió el mundo como azafata, habla inglés, italiano, portugués y francés, publicó 30 libros de varios temas, en especial de humor, en Argentina, España, Colombia y Bosnia y colaboró en libros de Alemania, Francia y Estados Unidos.
Actualmente, por el sitio “electrolibro.com”, se pueden encontrar títulos como “Todas brujas, la ventaja de ser mala”, “Los hombres vienen flojos”, “Madre hay una sola”, “Superpoderosas, Madres, esposas y laburantes”, entre otros donde aborda con humor los diferentes conflictos de la mujer y la relación en pareja.
En un ciclo de entrevistas previas tendientes a colaborar con la toma de conciencia de la lucha contra la violencia de género, que tendrá su epicentro el próximo 3 de junio con la convocatoria “Ni una menos” en todo el país, ABCHOY habló con Ana sobre un tema del que depende la vida de muchas mujeres.
“Me siento una más de todas las mujeres y lo celebro cada día. Muchos critican a veces cuando se dice que “somos todos iguales” y la verdad es que sí somos todos iguales. Nos separan matices muy pequeños de algo de tu disposición psicológica, de lo que recibió de la familia, pero en lo básico, en los sentimientos más genuinos, y lo que nos hace felices y los que nos hace llorar, somos iguales los hombres y mujeres” comenta.
Acredita una gran experiencia de vida, desde su trabajo por años como azafata y luego participando como artista en exposiciones, charlas conferencias “Viajé por todo el mundo, hablé con mujeres de diferentes países y culturas y la verdad es que sentimos siempre lo mismo. En eso baso mi carrera. Si yo cuento lo que me pasa a mí, hay por los menos 20 millones de mujeres que pasan por lo mismo, se sienten reflejadas con mi texto y dicen: “Menos mal que no me pase a mi sola, no me siento sola” Toda experiencia humana nos atraviesa en todas las latitudes del mundo. Nadie es raro porque lo que te pasa a vos, le pasa a millones más. Eso tiene un efecto terapéutico, porque uno puede decir “Guau, menos mal. No estoy tan rayado, tan excluido del colectivo humano”
Como a todos nosotros, la violencia es difícil de entender y abordar. Y Ana reflexiona basada en estudios de culturas de todo el mundo “La situación de la violencia de género, de la violencia doméstica, es básicamente contra la mujer. Los hombres son todos más grandes que la mujer promedio. Todos tienen 10-15 kilos de masa corporal, eso ya marca una diferencia insalvable. Estás al lado de un tipo en el que tenés que confiar ciegamente porque tiene más fuerza que vos. Puestos a luchar cuerpo a cuerpo, él te gana. Entonces esto, que parece medio salvaje, lo sabe cualquier mujer. Una va en la calle y un tipo le dice algo, una guarangada, y las mujeres nos callamos. Porque el tipo tiene más fuerza y si se llega a enojar, te saca de batalla. Esto marca una situación de sometimiento de la mujer biológica. A mamá le podés gritar, pero a papá no, porque si se enoja te revolea. Hay tipos que saben esto y se abusan. Teniendo que ser más finos, más elegantes, más cuidadosos porque son más fuertes, aprovechan ese exceso de fuerza física para amedrentar a la mujer. Vivimos en un patriarcado muy machista desde hace siglos y es muy difícil levantar este status quo. Ha habido cambios en los últimos años en el mundo, pero seguimos viviendo en un patriarcado. Una mujer que vive sola, sin un hombre “vale menos” que con un hombre.”
“Hay mujeres que tienen que obedecer a esta regla siniestra del juego, porque saben que si no llevan la de perder. No hay mujeres machistas. Hay mujeres sometidas que no tienen recursos para enfrentar esta situación y decir: “No me banco esto como está”. No tienen recursos, armas, ni posibilidad psicológica de decir “Basta”. No tienen recursos para discutir esta situación. En general, nos entrenan para que obedezcamos a los hombres. Cualquier película de Disney, cualquier cuento de hadas comienzan con una princesa. Como en los cuentos de hadas está esperando que aparezca un príncipe, los despierte y dedicarse a amarlo. Eso no está mal si encontrás al príncipe. Lo malo es que hay más ogros que príncipes por el camino. Hay señores que están a priori enojados con las mujeres, tratando de demostrar que ellos valen más. Los hombres como colectivo están asustados de este lugar de protagonismo que han tenido las mujeres en los últimos 100 años, no mucho más allá. Eso de que la mujer está avanzando a ellos les da miedo” agrega.
La escritora advierte “Se repite el modelo en todos lados. Esto va de la mano de la capacidad económica de la mujer. En aquellos países en que se paga igual salario por igual trabajo, que son muy pocos como los países escandinavos como Suecia y Finlandia. En el resto del mundo una mujer gana un 30% menos sólo por ser mujer. Eso genera más sometimiento y una bronca interna que uno piensa “Las mujeres tendrían que salir a la calle, armar piquetes. Decir: No trabajo más hasta que me paguen lo mismo que al hombre” No lo hacen porque están sometidas. Por el mismo motivo del que existe violencia de género. Todo el mundo dice: “Si te están golpeando, andate de esa casa, alejate del golpeador” ¿Porqué no se van? Por el mismo motivo que aceptan sueldos más bajo por igual trabajo. Porque estamos en una sociedad que endiosa a los hombres. Si ella se va, no tiene adonde ir, no tiene sueldo, no sabe qué hacer con los hijos, él es el dueño de la casa, y además está el qué dirán, y por ser mujer se va a sospechar de ella y la sociedad entera va a defender al golpeador. En un barrio se enteran que una mujer está siendo golpeada, pero nadie denuncia, nadie dice nada porque dice “Yo a Cacho lo conozco, me lo encuentro en la carnicería, en la panadería, ¿Cómo lo voy a acusar? No me quiero meter en problemas con él” Ella sabe que la sociedad va a defender al violento y va a sospechar de la víctima. Acá siempre se sospecha de la víctima. Fijate que cuando hay una violación, aparece en los diarios la foto de la violada y no la del violador. ¡Hagan un banco de imagen de los violadores, así todos los conocemos! Es una injusticia de base. Vos no elegiste ser varón, yo no elegí ser mujer. ¿Porqué tenemos que pagar por algo que no elegimos?”
“Los mayores seductores de la sociedad son psicópatas. El tipo que muestra una cara y después hace otra cosa. Se muestra divino, chistoso, encantador, amoroso, agradable, civilizado, y después es una bestia salvaje, a la primera de cambio. Las mujeres todavía son muy víctimas en esta situación, se encuentran entrampadas diciendo “¿Porqué si él era tan amoroso y tan divino, me enamoró y a mi familia y todos lo quieren, me hace a mí esto?” Ese tipo está loco y a los locos nadie los puede explicar. Porqué te hace esto ¡Porque está loco! Toda vida mala termina con un loco al lado. Si el tipo está loco, lo que tenés que hacer es rajarte y empezar tu vida en otro lado. El loco no cambia, el loco está enfermo y que lo interne su familia, no vos. No vas a hipotecar tu vida al lado de un loco por más que sea el padre de tus hijos. ¿Encima les estás enseñando a tus hijos que tienen que aguantar cualquier cosa? Es una pésima enseñanza. Una mujer tiene que salvarse a ella misma y dar el ejemplo a otras mujeres de que hay situaciones que no se pueden tolerar. Encima en el mundo va a haber dos desgraciados. Dejá que haya un solo desgraciado que es él y si maduró mal ¿Qué se le va a hacer? Es un problema de él con sus padres.” Advierte.
También Von Rebeur hace una crítica a ciertas campañas que se difunden en nuestro país “Hay campañas que lo único que hacen es difundir las guarangadas y lo negativo. Hay gente tan amoral que no se dan cuenta que el mensaje es “no lo hagas”. Repartamos mensajes positivos. Digamos “Una mujer no vale menos que vos” “Ellos no eligieron el sexo”, lo mismo con la palabra “Marica”. Cuando dicen “Le pegó porque es un marica”, me parece sexista, denostadora contra los pobres gays que no tienen que ver con esta historia. Aparece que terminan diciendo “El hombre que le pega a una mujer, parece una mujer” ¡Mujer como un insulto! Hay que tener mucho cuidado en cómo se trata este tema y las grandes campañas políticas lo están haciendo mal. Lo que hacen es favorecer la violencia. No me extraña que haya cada vez más violencia de género si lo que hay es dar ideas e incentivar el pensamiento sexista”
Su postura no significa una oposición al género masculino “Está lleno de hombres supervaliosos, supereducados, que piensan lo mismo que yo. Tipos que a pesar que están criados dentro del machismo, empiezan a darse cuenta de que tienen actitudes machistas y dicen “Pará, disculpá, me está brotando el machismo” y se autorescatan. Esa gente son mis parejas, son mis amigos, son quienes se pueden negociar. Con un machista no se puede negociar nada. Tenemos distintos gustos, distintas miradas de las cosas y hay que sentarse y ver cómo llegar a un término medio que nos guste a todos. El problema es cuando no podés negociar. Ahí se empieza a desarmar todo vínculo de pareja, de amistad. En general las mismas reglas de buen trato que existen de un hombre a una mujer, son las que existen de una mujer a un hombre”
Con sus libros, Ana trata de hacer su contribución en el tema “Un libro muy comprado por hombres es “¿Quién entiende a los hombres?” porque dicen que les ayudan a entender lo que las mujeres piensan. Está bueno que tengamos distintos roles para enfrentar la vida. Las mujeres cometemos el error de pensar que los hombres funcionan como una mujer. Un hombre es un hombre.”
Y concluye “Es paralizante que el amor de tu vida te maltrate. Es paralizante por años. El poder reactivo de una mujer que recibe violencia en su casa del hombre que le dice que la ama, es paralizante. Cuesta mucho hacerle entender a una mujer que eso no es amor. Chicas, ¡Vayanse! De ese lugar, vayansé. Amándolo, con todo el dolor del alma, y extrañándolo, pero está su vida en juego.”
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