De maternidades y lactancias
Las maternidades son, definitivamente, una gran construcción de los momentos históricos que las van gestando. Lo que cada una puede o pudo hacer con su maternidad, es un producto de su propia experiencia en su infancia, en su devenir cultural, sus posibilidades económicas, etc. ¿Y la lactancia?

Por Tomislav Canet
No existe un tipo de lactancia, así como no existe un solo tipo de maternidad. Existen tantas lactancias como maternidades, tantos pechos como madres. Son experiencias únicas, singulares e irrepetibles. Una historia que se forma vaya a saber en qué momento de tu historia, de su historia, de la de ella. Un deseo que se va gestando a medida que la panza hace desaparecer los pies, los cuales esperan impávidos, hinchados, estupefactos.
En ese devenir donde las horas se transforman en días, estos en semanas, semana 4, semana 10, semana 30, primera eco, segunda, y las analíticas que llegan, dejan su mensaje y se convierten en parte de esa historia, surge la inquietud, el miedo, la culpa tan solo de pensarlo, “¿Podré darle la teta?; la verdad que no quiero; ¿me hará bien a mí, le hará bien al bebe?”.
Porque esa es la macana de la maternidad, no hay sentimiento que no traiga colgado una culpa, culpita o culpota. Y a medida que transcurre, las culpas se van alimentando de los miedos o, peor, las van alimentando los otros.
Es así, que termina siendo una decisión tremendamente personal. Dar o no dar el pecho.
Y entonces, cómo se construye la lactancia es reflejo de cómo se construye la maternidad. Podrá ser como un árbol que crece desde la semilla y germina poquito a poco, echándole agua y determinación, o es una bola de nieve imparable de reproches propios y externos.
Prefiero abonar la primera idea, la de una lactancia construida, en la que la mamá informada tiene la primera y la última palabra. Pero para estarlo tiene que buscar y recibir información. Creeme que en ciertas ocasiones a nadie le preocupa tomar la decisión por vos.
Y llega entonces el momento. Nace tu bebé y nacés vos. ¿Sabías que el máximo nivel de estrés en la vida es tirar a una persona al agua fría? Bueno, hay evidencia de que el parto para el bebé es incluso peor. ¡La de hormonas de la adaptación que se liberan! Entonces, ahí nomás, sea por parto vaginal o cesárea, hay una solución que la misma naturaleza le brinda al nuevo ser humano. Esa es la lactancia materna. Lo calmará, le bajará la frecuencia cardíaca y respiratoria, le transmitirá microbiota de la buena e inaugurará la relación de tu bebé con vos.
Un bebé, una mamá, una maternidad y una lactancia. ¿Es tu primer bebé igualito al último? ¿Se comporta de la misma manera ante una misma situación o tiene la misma huella digital? No. Para nada. Cada binomio madre-bebé tiene su propia historia. Aprenderás algunas cosas en el camino y seleccionarás lo que te sirve y lo que no.
Nada de lo que hagas estará mal, aunque siempre habrá una mejor manera de hacer las cosas. Las maternidades ideales no existen. Siempre habrá muros con los que lidiar y comentarios bichos que trasladar de un oído al otro, sin que impacte en vos. La mamá que lacta siempre necesitará confiar en sus instintos, y merecerá que la cuiden.
Por eso, en esta Semana Mundial de la Lactancia Materna, valorá cada paso que hayas dado, en la dirección que fuese, seguro fue el correcto. Acá, vale la pena decirlo, arrancó tu matriarcado.
Pueden contactarme en @tomicanetpediatra.
Dr. Tomislav Canet
Médico Pediatra
MP 82.166 - MN 170.397
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