Indonesia tiene 17.000 islas. Una de esas islas es Bali. Pequeña y fascinante. Algunos la describen como un enorme jardín cultivado o como la isla de los dioses.
Indonesia tiene 17.000 islas. Una de esas islas es Bali. Pequeña y fascinante. Algunos la describen como un enorme jardín cultivado o como la isla de los dioses.
Templos, campos con cultivos de arroz, playas idílicas, arte. Qué más? Mucho más.
Lo primero que nos llama la atención es la cultura basada en una profunda espiritualidad. Los templos que podemos ver corresponden a la religión Hindú mientras que en casi toda Indonesia prevalece la religión musulmana. En cada casa o cualquier lugar que visites se ven las ofrendas a los miles de dioses. Estas ofrendas consisten en sahumerios, hojas verdes, algún elemento líquido, arroz glutinoso, galletitas, café, flores. Varias veces en el día se los rocía con agua sagrada. Suelen estar sobre el piso así es que es probable que te tropieces con algunos de vez en cuando. Ese hinduismo no tiene nada que ver con el de la India. Existe una única deidad que es llamado Acintya de quien derivan Vishnu y Shiva como manifestaciones del mismo dios. Ellos tienen un dios para cada aspecto de la vida humana así que es posible imaginar la interminable lista!!!!!!
El aspecto de los templos es muy atractivo visualmente. Están rodeados de agua, con plantas y flores, esculturas de los dioses y mucha ornamentación. Siempre hay un sector exterior, uno intermedio y uno interno. Los techos están hechos de paja negra que proviene de la fibra de las palmeras y no se puede utilizar en otra construcción que no sea un templo. Para ingresar al templo es necesario cubrirse las piernas con sarongs o pareos.
Allí en Bali se puede visitar el famoso Bosque de los Monos. Es un parque bellísimo habitado por cientos y cientos de monos, algunos amigables y otros no tanto.
Ubud es la capital artística de la isla y es imposible perdérselo. La creatividad es destacable tanto en las prendas de vestir como en los artículos para ornamentación.
Tuvimos la oportunidad de observar el ritual de una ceremonia de adoración a los dioses. La vestimenta de las mujeres es llamativa. Llevan unas blusas de encaje ceñidas al cuerpo y unas polleras largas entubadas, cabello recogido siempre y una canasta repleta de frutas en sus cabezas. Los varones llevan su cabeza cubierta por un turbante y también usan faldas ceñidas. Al culminar la ceremonia se retiran del lugar de forma muy ordenada como si se tratara de un desfile con mucha música.
Nos permitieron sacar algunas fotos en un funeral. Las mujeres estaban agrupadas en un sector y los varones en otro. Todo culmina con la cremación que no pudimos ver porque no se nos permitió el acceso, algo que difiere en Nepal o la India donde las cremaciones son públicas.
Llevo en mi memoria los cuencos llenos de agua con pétalos de flores y hojas flotando, formando una creación artística que ellos hacen diariamente como ofrenda a los dioses. Los hay pequeños y grandes pero todos son bellos. Los hacen en las primeras horas del día y son descartados al finalizar la jornada.
Bali es eso: una delicada creatividad plena de colores que seguramente llena de felicidad a los dioses y mucho más a los viajeros.
Graciela Gargiulo
gracetandil@yahoo.com.ar
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