La lectora Marta Rabaynera de Krauel escribe para llamar a la reflexión al Estado y a la población sobre los peligros a los que se expone a la Juventud a raíz de la falta de oportunidades que encuentran. Llama a trabajar en combatir el alcoholismo y tomar conciencia sobre la importancia de pensar en un futuro de trabajo y bienestar para nuestros jóvenes.
En la que todos, absolutamente todos, pero en primer lugar el Estado es responsable.
Me refiero a la situación en que se encuentran miles de jóvenes sin alternativa, fuera de las redes institucionales, fuera de la escolaridad, fuera de todo lo que por su mera condición tiene derecho a disfrutar.
Es la obligación nuestra, es la obligación de todos.
Para poder tener un trabajo, es necesario: en primer lugar, recuperar la autoestima, recuperar el valor que cada uno debe concederse asimismo y el significado que esa persona tiene en el seno de una sociedad.
El poder no está en una sola parte, el poder no está tan solo en el Estado, el poder está en la gente, está en todos nosotros... y ese poder que se convierte en capacidad de acción, capacidad de gestión ¿Cuándo se lo organiza? ¿Cuándo cada uno de nosotros entiende que debemos trabajar por el bien común?
Mi mayor preocupación es la juventud, porque veo que cada día que pasa se va destruyendo un poco más, no hay proyectos para ellos, necesitamos completar la educación formal de nuestros jóvenes, necesitamos que se les preste mucha atención al tema de la droga y el alcohol, lamentablemente en nuestra Ciudad esto avanza a pasos agigantados y nos duele mucho ver cómo la juventud se va destruyendo de a poco.
Nadie está ajeno a que le pase con sus hijos, debemos tomar conciencia, elevar los ojos e imaginar lo que vendrá.
Ante esta problemática, no se puede permanecer indiferente, está en riesgo lo más sagrado que nos dió la vida: "NUESTROS HIJOS".
Lamentablemente, desde edades tempranas se comienza a beber, son víctimas del desenfreno y se jactan presumiendo la borrachera que tuvieron y hasta dónde aguantaron.
Por otro lado, el alcoholismo es generador incansable de la depresión y producto de la ansiedad que encamina a los jóvenes a dar pasos en falso; esta problemática se lleva de la mano con el sexo desenfrenado, la prostitución, la drogadicción, la violencia y la delincuencia.
Necesitamos crear en nuestra Ciudad lazos de contención para el enfermo y la familia.
Es necesario tomar conciencia y compromiso, no sólo importan los bienes materiales, sino también deben importar los espirituales.
Pedimos encarecidamente a nuestras Autoridades locales que piensen en un futuro de trabajo y bienestar para nuestros jóvenes.
Marta O. R. de Krauel
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