El lector Hugo H. Munro advierte sobre el deterioro cultural que sufre la sociedad de Rauch. Plantea la necesidad de estimular actividades y expresiones de distintas agrupaciones y advierte el daño que producen las profundas divisiones políticas en la población.
Hace tiempo que vengo presenciando un fenómeno que paso de ser una mera consecuencia del paso del tiempo a un despiadado atentado a la sociedad por parte de la sociedad misma.
Ya no se ven chicos jugando a la mancha o a la escondida, tampoco se ven, en verano las cuadras convertidas en fuertes con chicos y chicas armados con globos, baldes, y jarras llenas de agua (de vez en cuando se encontraba entre el inocente arsenal alguna manguera). Aquellos corsos que vaciaban la vuelta al perro y que estaban llenos de chiquitos y chiquitas, y otros no tanto, que desfondaban los bolsillos de sus padres para comprar espuma o harina, ahora convertidos en una cuadra de miradas perdidas y niños en brazos que no entienden que tiene de divertido.
Los potreros están en franca extinción y si no fuese por los clubes del pueblo ya no habría pequeños corriendo detrás de una pelota jugando a ser Maradona o Messi.
Las carreras de bicicletas alrededor de la manzana o “de allá hasta acá, ida y vuelta”, solo son recuerdos que se le vienen a la cabeza a algunos, cuando ven una chopera o cuando ven la vieja “bici” con las ruedas pinchadas y la cadena oxidada en el fondo del patio.
¿Que pasó con las gloriosas agrupaciones de folklore que ahora tienen que crear, a base de sangre, sudor y lagrimas, sus propios espacios para poder demostrar el talento que tanto fue aplaudido y premiado y ahora pasa desapercibido como tal y solo es una excusa para ver un poco de gente el domingo en el anfiteatro?
¿Qué pasó con los encuentros de bandas de rock?, ¿Qué paso con “Los Barriales“?.
¿Jazz, Blues, cuarteto de cuerdas, folklore alternativo? Palabras poco multitudinarias.
¿Teatro? En constante lucha por sobrevivir, los actores, escritores y directores de Rauch son un orgullo y un ejemplo sublime del amor al arte.
¿Cine? Un cineclub que subsiste con lo de “la gorra” y el aporte de sus miembros. Sin embargo sus propuestas valen mas que los $5 que tenemos a mano en el bolsillo cuando nos vamos.
¿Poesía? Jajaja, contate otro.
Hay una escuela de arte para chicos, fundada hace muy poco, y tanto sus maestros como su dirección también son un orgullo y todo un ejemplo a seguir, puesto que, al igual que los amantes del teatro, mantienen la vela prendida en el medio de la tormenta.
En resumen pregunto ¿Qué paso con el fomento del arte y los artistas en Rauch?.
¿Por qué las pintadas en las paredes pasaron de ser “Maria te amo” a “Ugarte = Dictadura”?.
¿Por qué la “pelea” entre radicales y peronistas esta tan cerca de convertirse en israelitas y palestinos?.
Las plazas que rebalsaban de gente de todas las edades en primavera cualquier día de la semana y a cualquier hora, ahora son una sala ,sin techo y sin puerta, de reunión los domingos de 17hs a 21hs, para tomar algún que otro mate, unas cuantas cervezas y para preguntar quien se peleo con quien afuera del boliche anoche.
Uno se cansa de escuchar “lo único que hacen es emborracharse”, “ahí le venden droga a los chicos”,”las muchachitas cada vez se visten con menos ropa” y otras frases ya tristemente celebres que hacen flamear una bandera que dice “LA JUVENTUD ESTA PERDIDA”.
No estoy tirando el problema, desde el anonimato o escondido en mi seudónimo y lavándome las manos, (lavarse las manos seria, justificar todo lo escrito anteriormente con la situación del país) solamente trato que vean como nuestro pueblo se esta deteriorando a pasos agigantados pero escribir, cantar, actuar, dibujar y jugar todavía se puede.
Hugo H. Munro
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