Guillermo Barrionuevo, gasista de la empresa Esega Tandil, recordó sobre un aspecto clave para evitar las intoxicaciones con monóxido de carbono, que pueden llegar a ser letales, y están vinculadas a la mala combustión de artefactos a gas.
“Es por eso que se aconseja que, al menos una vez al año, se revisen todos los artefactos de combustión interna, con un gasista matriculado. Esto, mucha gente que no lo considera, a veces porque puede parecer costoso, pero es la mejor manera de evitar accidentes”, sostuvo el experto.
Detalló que “el monóxido de carbono es un gas que se produce luego de la combustión, cualquier llama lo emana, es un gas tóxico venenoso que, si se libera en el ambiente donde uno vive, respira, duerme o come, provoca los accidentes o los fallecimientos”, y advirtió que es de difícil detección, “porque no tiene olor ni emana humo, es transparente y no se aprecia ni con el olfato ni con la vista”.
Aconsejó revisar que los artefactos “no quemen con llama amarilla, que es la primera señal que uno tiene que tener de alerta, porque eso indica una combustión incompleta. La llama azul también libera monóxido, pero no en las cantidades que lo hace cuando la llama esta amarilla. Y otro tema importante es la ventilación de todo ambiente calefaccionado, que tiene que estar limpia y sin obstáculo, porque la ventilación está pensada para que el monóxido pueda salir sin provocar ningún problema”.
Explicó que, entre los calefactores, “el más seguro es el tiro balanceado, que tiene dos cañerías, una interna y otra externa. Por la externa, ingresa oxigeno; y por la interna salen los gases de combustión. Esos son los que están habilitados para colocar en los dormitorios. El otro tipo de calefactor, de tiro natural, tiene una sola cañería. Esos artefactos consumen el oxígeno del ambiente y liberan los gases hacia el exterior por ese conducto”.
Barrionuevo subrayó que “si tiene dudas, consulte a su matriculado de confianza”, y enfatizó en la importancia “de tenerlo controlado que no tenga estos síntomas, especialmente que no haya llama amarilla, que no haya mancha de hollín en la pared. Esos son indicadores de que hay que revisar”.
Al mismo tiempo, apuntó a que “mucha gente se calefacciona con hornallas. Eso es monóxido de carbono en el ambiente. Es la rejilla en las paredes la única ventilación y es liberar monóxido al ambiente. Es peligrosísimo. No se recomienda calefaccionarse con hornallas, ni con el horno”.
Consultado por la eficiencia de colocar detectores de monóxido de carbono en los domicilios, evaluó que “es condicionante la calidad del detector que tenga. Nosotros utilizamos detectores para obra, que están entre 500 y 1000 dólares, pero es un detector certificado. Los detectores más económicos, yo no tengo certificación que cumplan con los reglamentos. Pueden funcionar, pero no tenemos ninguna certificación”.
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Finalmente, explicó que “un primer síntoma del monóxido es dolor de cabeza y mareo. Si alguien se siente así, que salga de donde está, al aire libre, y si los síntomas ceden, es probable una fuga de monóxido en el interior”.
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