El rol de los papás en la crianza de los hijos fue cambiando a lo largo de los años. Si bien algunas cuestiones llevan más trabajo que otras, lentamente nos orientamos a inclinar la balanza a favor de la igualdad.
Por Chechu Favier
Darío tiene 39. Leandro 41. Guido 33 y Ariel 45. Darío es analista en sistemas y Leandro programador. Ariel trabaja en un banco y Guido es abogado. Los cuatro tienen algo en común: son padres.
Darío de Camilo de 7 y Federica de 2. Guido de Ana, que pronto cumple su primer año. Ambos están en pareja con las madres de sus peques. Leandro es papá de Amanda, de 3 años, pero no vive con ella desde hace un poco más de un año. Ariel es el que más ventaja les lleva, Florencia tiene 17 y Nicolás 20. Está casado con Paula hace 5 años, que no es la mamá de sus hijos.
Soy papá, ¿qué pasa con la crianza?
Le pregunté a Ariel si en algún momento se dejaba de criar. Teniendo prácticamente dos personas adultas jóvenes era el que me podía dar la respuesta más concisa: “Me parece que un padre nunca deja de acompañar a un hijo, no importa la edad que tenga”. Ya no hace las mismas tareas que antes pero aún así sigue acompañando como puede. Su hijo mayor hace 2 años que no quiere verlo en persona. Con Florencia se mensajea periódicamente y va a su casa cada 15 días, aunque a él le gustaría que fuese más seguido.
Darío tiene dos peques en pleno crecimiento. Cuando le pregunté cómo llevaba adelante la crianza de sus niños fue reflexivo: "Soy de los que piensa que a pesar de tener ‘lineamientos’ sobre la crianza, es una tarea que se construye día a día, desde la palabra y los hechos, en mi caso siempre tratando de poner el diálogo y la lógica (no puedo evitarlo) ante todo; por momentos siento que hacemos una buena tarea, por momentos no tanto".
Guido por su parte intenta involucrarse en todas las tareas que requiere criar a Ana: bañarla, acompañar sus horarios de sueño, darle de comer y tener su momento de recreación. Admite que no sabe si siempre lo logra.
Leandro en conjunto con la mamá de Amanda llevan una crianza respetuosa, fomentan la autonomía y la libertad. También es muy importante la educación y la alimentación.
De hijo a padre
Al igual que puede sucedernos a las mujeres con nuestras madres, las experiencias transcurridas en la infancia se relacionan en el ejercicio de la paternidad. Están quienes tienen buenos recuerdos y tratan de ir por senderos similares y quienes, al contrario, la experiencia les permitió darse cuenta de que clase de padre no quieren ser.
De hombre a padre
Quizás la palabra más adecuada no sea transformación. Pero la paternidad sin dudas provoca cambios en aquellos que la sienten y la viven. La vida de estos cuatro padres cambió. Se modifican las prioridades, se vuelven más empáticos o sensibles, el futuro ya no es de uno y el amor... se vuelve gigantesco. "Un hijo es más que cualquier otra cosa que puedas imaginar, es eso por lo que darías lo que no tenés y más también", dice Ariel.
Equidad
Cuando hablamos de la repartición de tareas, los cuatro coinciden en cierto punto: intentan que sea equitativo. Aun así, como dice Darío, los primeros años de vida suelen tener una persona favorita que es la madre y hay tareas que solo son pertinentes a ellas como la lactancia, remarca Guido. A Ariel le costó aceptar que pasaran más tiempo con su mamá, pero la realidad actual en ese momento no le permitía poder brindarles demasiadas comodidades para poder tener la tenencia. Darío agrega que, con el paso del tiempo, uno empieza a buscar lugares o tareas en las que puede participar más activamente y así equilibrar un poco esta situación. Eso incluye despertarlos, cambiarlos, preparar las distintas comidas, bañarlos, llevarlos a sus actividades, jugar, leerles. Ariel hace hincapié en que para él no es cuestión de género, sino de tener ganas de ser más o menos partícipe.
Y si hablamos de carga mental...
Todos concuerdan. Las mujeres la experimentamos más que los hombres. También creen que, lentamente, las cosas están cambiando, pero que hay que seguir trabajando día a día para que eso suceda.
Cada experiencia, cada vivencia y cada decisión que toman los transforma en el tipo de padre que es cada uno. Lo que me queda claro después de hablar con ellos es que quieren que sus hijos e hijas sean felices y trabajan a diario para ello.
Como lo expresó Paz D´Urbano, psicóloga diplomada en género y especialista en infancia y adolescencia: “Los nuevos padres se caracterizan por la presencia en vez de la ausencia. Por buscar momentos de encuentro, por dejar evidencia de la persona que son frente a los ojos de sus hijos/as. Esto es lo que marca la diferencia más significativa, y pone de manifiesto la fuerza de cambio que se siente en la sociedad”.
Guido, Ariel, Leandro y Darío: les agradezco por tomarse el tiempo para permitirme que los entreviste y permitirse cuestionarse y pensarse. Estoy segura de que nos han mostrado la cara de aquellos padres que representan una nueva forma de vivir la masculinidad y la crianza, lo que en definitiva y en conjunto siempre nos hace brindarles a hijas e hijos nuestra mejor versión. Seguimos trabajando por más paternidades activas. Por más hombres involucrados. Por más crianzas amorosas y respetuosas.
Feliz día.
Mamá Pulpo
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