Noelia vuelve a Tandil con un montón de sensaciones y sentires. Acá te acercamos a ella.
Por Florencia Lauga
“Yo siempre supe que el camino para mí iba a ser más largo” , me dice por teléfono. Habla rápido y es dinámica, sabe exactamente qué decirme, porque está cerca de sí; esto es: no le cuestan las palabras.
Noelia me atiende después de trabajar en la radio, con consciencia de que faltan pocos días para la cuarta edición del Sierra Comedy Stand Up en el que participará. Sin embargo, es la primera vez que va a formar parte del grupo de comediantes que lo hacen posible. -¿Ya estuviste en Tandil?- le pregunto desde la más profunda ignorancia; y sin estresarse me responde que sí. La idea de venir en el 2020 le entusiasma, sin embargo, también puede reconocer que le genera ansiedad. “No sé si hay público para mí”, me dice, a lo que me doy el auto-permiso de ponerme universal y filosófica y contarle que si le está sucendiendo esto de ser convocada es porque sí, porque aquí estamos nosotros para recibirle, porque le estamos esperando, porque definitivamente lo hay.
Desde pequeña, supo que tenía facilidad para hacer reír a los demás. “Era bastante tímida. Sin embargo, con eso y todo, me resultaba sencillo entretener a los otros, divertirlos”. Por eso, su capacidad actual de subirse a un escenario, o de tomar un micrófono y dejar salir un monólogo gracioso cuenta con bases sólidas, de esas que muchas veces comienzan en la niñez. Me surge entonces la inquietud a propósito de la comunicación, y la arrojo.
-¿Siempre supiste que tenías algo que decirle a los demás?
- Noelia responde certera, porque entiende que lo que va formando es un ser humano con capacidad de comunicar con humor las cuestiones de la existencia y que eso –además- le resulta preciado y necesario para poder sobrevivir. “Los mensajes van apareciendo”, me cuenta. “Me gusta poder hablar de los asuntos que que me indignan, hacer humor con eso, hablar de eso. También causar enojo. El stand up muchas veces sirve como canal para cuestionar cosas, y la gente no se ríe, se enoja. Y también está buenísimo.”
Una de las sensaciones precisas que tienen que ver con ella es la siguiente: la vida no tiene por qué ser una estructura o un bodriazo. “Me gusta no ser solemne”, me cuenta. “Hay comediantes que de la boca para fuera quizás afirman que se ríen un montón de sí mismos pero en el fondo no lo hacen tanto. Probablemente yo tampoco”. De igual forma, dentro de su batería de características externas e internas encuentra un montón de raíces para dejar crecer la gracia: sabe que reírse de sí misma es un asunto que le conviene, y en el fondo, es una propuesta también para todos los seres humanos que la escuchen.
Hablar con ella es espectacular porque tiene consciencia de su fortuna: su trabajo le gusta mucho, las personas con las que lo lleva a cabo son sus amigos y amigas; las quiere mucho y ellas también. “Yo no soy la norma” , me dice. Y aunque se refiere específicamente a su éxito siendo una chica señalada como gorda a mí me resuena que donde no lo es en verdad es en esta posibilidad de que su trabajo sea su ocio, de que la amistad amada no se le escabulla entre las “tareas” del día a día. Su situación me alegra, y se la sigo deseando.
Juntas nos reímos de los procesos, porque en la cantidad de clases de stand up que tomó también presenció, como es lógico, algunas cuestiones que no le gustaron tanto. “Hay profesores.. docentes.. como sea, que yo les llamo “Pisa Brotes”. Esto es: personas que básicamente piden a los alumnos/as que no sean ellos mismos. Discursos como: “No vengas sexy”, o situaciones como “Te invito a una muestra y es una cita” le parecen comunes en los caminos de formación, y definitivamente le caen pésimo. De manera que, cada vez que puede –como ahora- recuerda a todo el mundo que lo valioso es ser como cada uno es. Y que detectar a estos sujetos es importante… Para abandonarlos.
Por último, le pregunto si es tolerante cuando se da cuenta de que los demás–como dice nuestro Darío: la otredad- no saben reírse de sí mismos. ¿Sos la que arenga para que ocurra? –le digo. Lo piensa un poquito. “En cuanto a lo sentimental y a maneras de expresarme, sí”. Es que en ella es natural. “Soy de las que si la persona se toma algo moooooi en serio después digo “Dale, ya fue” ; o si un amigo/a “pierde” una discusión, enseguida hago florecer el humor.” Nuevamente la encuentro privilegiada: sabe que trascender lo trágico tiene siempre su impronta de genialidad.
Así, este quince de febrero el escenario del anfiteatro la estará esperando. ¿Es un desafío para vos? Sí, me responde. Y por eso brindo. Por ella.
SIERRA COMEDY STAND UP 2020
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