¿Dónde están tus superpoderes?
Por Jesuán Balmaceda
Hace poco llevé a enmarcar un cuadro. Saludé a la vendedora, le expliqué lo que quería, y me miró. “Esta placa con eso que querés hacer no se va a lucir, es un gran trabajo que no va a quedar tan lindo”, me dijo. Me explicó cómo quedaría mejor, y acepté. Finalmente –pensé- es ella la que sabe del tema. Y después charlamos sobre algunas tareas que las personas emprendemos y los resultados poco satisfactorios que nos dejan. Me dí cuenta de que me dejó pensando…
Cuántas veces he llevado adelante tareas que no dejan los frutos que esperaba. ¿Te pasó alguna vez? Poner tu tiempo, tu dedicación, en algo que no dió los resultados que estabas esperando. Pensálo un momento, en cualquiera de los planos de tu vida; en lo laboral, en lo afectivo o en lo personal. ¿Cuántas veces elegiste poner todo tu esfuerzo para obtener algo sin lograr alcanzar lo que querías?
La gran mayoría tiene anécdotas sobre estas experiencias. Estos momentos están cargados de tristeza, frustración, a veces llanto. Algunos llegan a la amarga resignación y otros atraviesan todo logrando aprender algo de estas situaciones. La pregunta es, ¿Dónde estás vos ahora?
Sea que estés en cualquiera de los momentos que mencioné antes, tenés que saber que ahí donde estás podes aprender algo. Depende de vos, y de tus ganas, darle un sentido a aquello que estás experimentando. Llegaste hasta acá por tus fuerzas, siguiendo un objetivo que esta vez no se cumplió. Quizás no era el momento, posiblemente no era la persona, tal vez ese trabajo no era para vos, pero definitivamente ya no sos el mismo o la misma que empezó esta travesía. Hoy sos esa persona que se propone grandes objetivos: con esperanza, con sueños, que tuvo un tropiezo, sí, y me imagino que duelen las caídas. ¿Cuáles son aquellas situaciones que te dolieron o te siguen doliendo?
No podés darte el lujo de quedarte con tus dolores. Perdón que sea tan tajante, pero es así. Si hay algo que te está doliendo, habitalo. Vivilo plenamente, compartilo con alguien para que empieces a sanar, y volvé a soñar, a proyectar, a mirar con esperanza, a poner tus esfuerzos en lo que te apasiona; porque lo mejor está por venir, siempre.
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