El mundo de Juli Caballero es amplio, pero sobre todo, muy flexible. En esta entrevista te la presentamos. ¿Qué nos encanta de ella? Su consciencia de que el cambio no solamente es necesario, sino, natural. ¡Atención a sus profesiones y tareas! ¡Sumergite!
Por Florencia Lauga
Nombre completo: Juliana Caballero
Edad: 32 años
Profesión - Tarea: Soy mamá de un adolescente de catorce años, crecimos juntes. Somos madre e hijo pero también somos íntimos amigos. Maternar es una de las “tareas” que más disfruto pues ser mamá es sin dudas el acto más heroico. Soy mujer independiente, trabajo desde hace muchos años con herramientas evolutivas, acompañando desde la terapia alternativa a otras mujeres. Creo velas y fanales en conjunto con mi mamá en un emprendimiento llamado Mil Grullas Velas, trabajo como fotógrafa, y tengo un vínculo muy amoroso con el arte desde que nací. Estudié teatro, canto, fotografía, me encanta autoreciclarme. Siempre menciono que el cambio es parte de la vida y que es maravilloso poder hacerlo. Me cuesta permanecer en un mismo lugar del alma. Necesito movimiento, y también redescubrirme. Soy emprendedora desde siempre, y entre otras cosas me ha costado mucho insertarme en el mundo laboral tradicional. Continuamente he sentido la necesidad de tener mi libertad, mis espacios, maternar constantemente con mi hijo. Me sentí asfixiada en los momentos en los que la exigencia fue cumplir reglas y horarios. Me costó y me cuesta horrores. Por eso, desde antes que estalle el boom de los y las emprendedoras, yo ya buscaba herramientas que me hicieran bien y me gustaran a mí, para luego poder brindarles a los demás. En todas las formas.
¿Cómo surge tu amor por la fotografía y cuáles son los cambios más significativos desde el comienzo hasta hoy?
Desde siempre. He sido eternamente estética a la hora de tomar una imagen. Quedaba admirada de las fotografías profesionales, y más aún de los retratos. Soy una apasionada. Pero creo que cuando hice el primer curso de fotografía, ahí mismo me enamoré. Luego llegó mi cámara “la negra”, y todo comenzó a fluir. Amo el arte de la fotografía. Me encanta ir a muestras, admirar el laburo de colegas. Es un círculo bellísimo y disfruto mucho de poder hacerlo. El cambio más grande –creo- fue aceptarme como fotógrafa sin tantos preámbulos. Es un don. En cada esquina, en cada rincón, en cada árbol, mis ojos ven una imagen y no puedo evitar registrar. Llevo mi cámara todo el tiempo, pues en todos lados veo arte, veo fotos, veo magia.
¿Cuáles son las terapias alternativas que desarrollás? ¿Se vinculan, en algún punto, con el mundo de las fotos?
Doy terapias alternativas para y por las mujeres. Soy feminista. Trabajo en mi sororidad constantemente, deconstruyendo mis sentir y pensar. Me veo como una igual, y así como yo tuve un inmenso cambio hace muchos años -de la mano y con el acompañamiento de las terapias holisticas- también sentí la necesidad de darlas porque somos mujeres y vivimos en transformación. Sinceramente disfruto mucho de poder acompañar desde lo alternativo a otras hermanas.
Las terapias que brindo son círculos de mujeres, donde trabajamos la conexión y el vínculo con nuestro sagrado femenino. Abordamos nuestro útero, la relación con nuestro ciclo menstrual. Disfruto muchísimo de los estos círculos. Soy tarotista. Doy sesiones individuales de tarot terapéutico evolutivo. Soy maestra de Reiki. Doy sesiones e inicio en sus dos niveles y maestría. Doy meditación guiada, distintas formas y distintos métodos de meditación. Visualización consciente mediante rayos metafísicos y claro, respondiendo a la pregunta de la fusión, tengo una propuesta de arte terapia en relación con la fotografía. Encuentro relación en todo lo que hago. Entre el mundo de las terapias y el mundo de la fotografía es justamente eso, trabajar arduamente con la energía femenina. Ahora estoy trabajando dentro del marco de la fotografía, en una propuesta con mujeres llamada Sorora.
¿Por qué te parece que tu resonancia más fuerte tiene que ver con el mundo de las mujeres? ¿Podés encontrar en ellas aliadas?
Porque soy mujer. Porque para llegar a esta entrevista tuve que resignificarme un montón de veces. Porque atravesé procesos internos mágicos intensos y dolorosos; pero gracias a los cuales también renací con una fuerza y una luz que no imaginé llevaba dentro. Porque tuve momentos oscuros donde necesite cambiar y no tuve miedo de hacerlo. Lo hice. En esos procesos deje atrás vínculos muchos, lugares, y hasta una Juliana lejana, siempre digo: “Otra Juliana, otra vida.” Todes podemos cambiar y transformarnos. También creo es un acto heroico permitirse tocar fondo y renacer como el loto. Personalmente, atravesé muchísimos procesos; no solo como mujer sino como madre, compañera, hija, hermana y amiga. Hoy, a mis treinta y dos años, yo decido. Decido sobre mi cuerpa. Decido sobre los vínculos que deseo alimentar y los que no. Decido que espacios habitar. Decido la no competencia, la no comparación. Decido ser yo más que nunca. Amo ser mujer, ser cíclica, seguir trabajando en mí para poder acompañar y celebrar los renacimientos de mis hermanas. Todas somos luz. Todas. Todas somos aliadas.
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