La Red

Porque nadie me vence ahora / Ni el coplero campeón mundial / Ni un rapero de free style / Ni la mejor computadora

Muchos años, mucho tiempo de mi vida critiqué la red. “Es una cosa que te expone” dije. “No me gusta ver los ravioles que se come Juan, mucho menos el perro de Manuel”, dije. “No le creo a esta pareja”.
Infinitas, incontables veces, amigos me dijeron: “Florencia, teniendo en cuenta las tareas a las que te dedicás, ¡Es visiblemente obvio que deberías tener una red social!”, “Sos actriz, nena, mostralo”, “Hacete un instagram”, “¿Cómo pretendés que el mundo se entere de tus obras de teatro?” Etcétera.

Un día, el 14 de enero de 2015, llegué a vivir a Ecuador. Quienes me siguen de cerca conocen esta anécdota (qué pesada, porque sieeeempre la cuento) que tiene como protagonista a mi entrañable y guayaco amigo Jorge Sandoval. Entre mate & mate (me amaba, amaba a nuestra argentina, amaba el mate y aún lo hace) dejó salir unas palabras que si bien eran condenatorias expresaban con claridad ese amor que siempre sentí en mis entrañas y que me llevó a vivir en su casa. Yo estaba sentada en la mesa de la sala (es para nosotros el comedor, ellos le llaman sala), frente a mi computadora, vestida con la menor ropa posible (short & remera) dispuesta a transitar el inconmensurable calor que hace, en Guayaquil, casi todo el año. (Digo Guayaquil y te pienso y te amo, Christian!). La conversación iba de redes sociales, puesto que, hasta ese entonces, yo no había tenido una. Las palabras de Jorge fueron firmes y concretas: “Hasta que no te hagas un Facebook no te levantás de esa silla”.

Me acuerdo que por dentro protesté. Para mi, hasta ese entonces, las redes sociales no solo no eran de mi incumbencia sino que además –y por sobre todo- me parecían una boludez atómica. Sin embargo, ante tremenda sentencia amistosa recuerdo que mi cerebro afortunadamente escogió quedarse con un atisbo de lucidez que le sobrevino entre tanta boludez: “Llegaste hasta acá, chiquita, viniste a vivir al Ecuador, diste un salto y un vuelco de valientes, insospechado, ¿Vas a ser tan salame de resistirte a una red social? Y fue en ese debate que uno tiene consigo que decidí que sí & apareció mi primer Facebook y –por supuesto- sus infinitas posibilidades,

Algunos individuos me juzgan de ser autorreferencial cuando escribo, cuando hablo. Me importa un pepino. Muchas veces siento que es a través de anécdotas (y sí, mía, ¿De quién más quiere que conozca una tan clara?) como esta que puedo expresar de mejor manera lo que pretendo. Recuerdo que no fue sino en 2015 (tarde) que entendí que la red virtual (virtual?) (tarde?) (entendí?) podía venirle bien a mi mundo, a mí que soy actriz, locutora nacional, doblajista, licenciada en ciencias de la comunicación y una profunda investigadora y facilitadora de la experiencia de vida humana. (Se facilita algo a usted mismo, usted? ¿Sabe usted, quién es usted?)

Hoy propongo la comprensión amplia, descontracturada, hermosa, abierta, compleja & genial de las famosas redes sociales. Hoy escribo para invitarlos a darles uso, para recordar que podemos hacer con ellas lo que tengamos ganas, para incitar a ponerlas a funcionar y compartir contenido que aporte, que haga reír, que invite a una vida mejor y más liviana. Amigarse con las redes sociales es signo de evolución. No me arrugue.

PD: Si necesita ayuda para manejar su Instagram… Ya sabe dónde encontrarme!

PD: ¿Es verdad que sale en los diarios mi whatsapp?

PD: Usted, ¿Se dió cuenta que falta un mes para la primavera?

PD: Cuando es viernes, ¿Se alegra de que sea sábado pronto?

PD: Gracias redes por traerme hasta aquí. Gracias, computadora!

BONUS TRACK: