El Dr. Salvador Gil es un especialista en análisis del consumo de energía y asesor del Enargas. Días atrás ofreció una charla en el Aula Magna sobre “Energía y Sostenibilidad”. ABCHoy aprovechó su presencia en Tandil, para dialogar sobre tarifas, eficiencia energética y abastecimiento.
Por Mariano López Guerrero (marianolopezguerrero@gmail.com)
El debate respecto de la matriz energética en Argentina ocupa buena parte de la agenda desde hace meses. Los nuevos cuadros tarifarios, las sinuosas políticas de inversión y exploración en la materia y el atraso de la transición hacia formas más sustentables de generación, se cuelan en el análisis que nos ha llevado a estos días, en qué medimos con extrema cautela las luces que prendemos y las hornallas que usamos.
Salvador Gil llegó a Tandil, invitado por Unicen, para ofrecer una conferencia sobre el tema en que es especialista hace años, y tras su charla ante una concurrida audiencia, gentilmente charló algunos minutos con este medio:
-Imagino que para usted será muy saludable que la discusión energética esté tan presente por estos días. La cuestión tarifaria nos tiene a todos los ciudadanos hablando del tema…
-En realidad, siempre en la Argentina hay una tendencia a pensar, cuando hablamos de energía, más en la fuente y no en cómo la usamos. Y resulta que si miramos un poco las dos partes, cómo se usa y de dónde viene, a nivel mundial, en casi todas las energías que usamos, el 60% termina desperdiciada. Por ejemplo, si tomamos un automóvil, la eficiencia de la nafta que va a la rueda, es el 20%. El otro 80% de la energía usada sale por el caño de escape y se va. Y si a eso le agregamos el hecho de que típicamente una persona de, en promedio, 70 kilos, va en un vehículo veinte veces más pesado, la eficiencia para transportar la carga, a esa persona, es veinte veces menos, es decir, el 1%. Esta es la situación que tenemos en casi todos los sistemas energéticos. Nuestra eficiencia de uso es tremendamente baja.
Si el Estado lanzara algún tipo de financiación mayor, o algún premio en el IVA al que compre un equipo más eficiente, lograríamos que esa persona pague menos por su electricidad.
-¿Entonces parte del problema es que se discute poco sobre eficiencia?
-Exactamente. Todos tenemos una llamita que es el piloto. Que más o menos puede representar entre un 13 y hasta puede llegar al 30%, del de gas que se consume en una casa. Esa llamita está 24 horas del día, prendida, al “cuete”. Hoy existen sistemas que, cuando uno abre la canilla, se enciende el sistema y se ahorra ese 30% del piloto. Pero si pensamos que hay unos ocho millones de usuarios de red, más unos tres millones de usuarios de gas en garrafa, todos tienen esa llamita; y esa llamita es casi un tercio de las importaciones. O sea que un tercio de lo que importamos, en los que gastamos varios miles de millones de dólares, después los tiramos en esa llamita. Si empezáramos, simplemente, por tocar eso, ya podríamos tener una situación totalmente diferente. A veces calefaccionamos los ambientes de más. Con 20 grados, las personas pueden estar cómodas, pero a lo mejor lo llevamos a 25. Y por cada grado de más que aumentamos la calefacción, significa un 15% más de consumo. Es decir que, en esos 5 grados, estamos usando un 50% más de energía, para nada. Inclusive, para estar incómodos. Y eso, lo hacemos a diario.
-También hay una tendencia ahora a cambiar los sistemas de iluminación.
-Ese es otro ejemplo: si uno observa la iluminación, ¿cuántas lámparas tenemos todavía, que son incandescentes? Hagamos una cuenta fácil, una lámpara incandescente, cuesta $30, pero una lámpara de 100 watts, a los precios actuales de la energía eléctrica, encendida cinco horas por día, sale más o menos $600. O sea, $30 la lámpara; $600, la energía. Si yo pusiese una Led, esos $600 se me transforman en $60. Es verdad, la lámpara me cuesta $100, pero es más eficiente, dura mucho más y me genera un ahorro en energía, considerable.
-¿Está de acuerdo con el mensaje del gobierno sobre las Led?
-Me parece bien. Es un paso, que lo tenemos que hacer. Es decir, si vos no llegás a fin de mes porque tenés un problema de que tenés un agujero en el pantalón y se te cae la plata, antes de buscar otro trabajo, cosamos el pantalón y después vemos. Si no, no tiene sentido. Me parece que ese mensaje tiene sentido, pero está claro que esa no es toda la historia.
-De todas maneras, el tipo de energías que vamos a generar es una discusión que hay que dar.
-Eso seguro, sin dudas. Diversificar es algo positivo y me parece muy bueno que suceda. Se está haciendo en cierta manera, y creo que se podría hacer más. El tema es que si no hay precio en la energía, nadie va a invertir en energía. La única razón por la que se empezó a invertir, es porque los precios se actualizaron. Si ahora los deprimimos o los pisamos, lo que vamos a hacer, es volver exactamente a la misma situación en la que estábamos antes.
El tema es que si no hay precio en la energía, nadie va a invertir. La única razón por la que se empezó a invertir, es porque los precios se actualizaron.
-¿Cuál era esa situación?
-En Argentina, lo que en cierta medida causó el desabastecimiento, fue que mientras el gas, en el país lo pagábamos entre 1 y 2 dólares el millón de BTU, el que se importaba se pagaba 10 dólares, desde Bolivia y 17 dólares el que se importaba en barco. Imaginate que un inversor, si tenía que invertir en Argentina, Bolivia o, a lo mejor, en Trinidad y Tobago, ¿Dónde lo iba a hacer? ¿En Argentina, donde le pagaban un dólar cincuenta, en Bolivia, donde le pagaban 10 o en Trinidad y Tobago donde le pagaban 17? Era muy clara la ecuación. Y si uno mira la producción de Trinidad y Tobago, explotó en los últimos diez años, mientras nuestra producción se cayó al piso. O sea que claramente había un problema de precios que había que resolverlo y que está bien resolverlo. Ahora, cuánto se paga el gas, eso también es discutible.
-¿Se justifica así el costo de las tarifas?
-No, yo no lo estoy justificando. Me parece que es algo que todavía habría que discutirlo, no en los términos en los que lo hicieron los congresistas, de sacar una ley y volver hacia atrás, porque eso generaría un déficit que traería otros problemas. Creo que, dentro de un marco jurídico previsible, dentro de las normas, vale la pena discutirlo. Si lo hacemos de forma precipitada y repentina, lo que vamos a producir es que básicamente, nos quedemos sin inversiones en este sector.
-¿Por qué pasamos a tener que importar? ¿Solo por falta de inversión?
-Yo creo que en gran medida sí. En el mismo momento que Argentina caía en su producción, Estados Unidos aumentaba su producción de forma inusitada. De hecho, el aumento de producción de gas y petróleo en los últimos diez años en Estados Unidos, es comparable casi a cualquier país de los mayores exportadores de petróleo de la OPEP, excepto Arabia Saudita, que es el más importante. Ha tenido un aumento vertiginoso. Y las características geológicas de los pozos en Argentina y Estados Unidos son muy parecidas, inclusive ahora lo estamos viendo con la explotación del shale oil en Argentina, que tiene tanta potencialidad como la de ese país. Así que no es un problema de que nos faltan recursos, los recursos geológicos están, lo que no había, era la inversión que había que hacer.
-Hemos escuchado a la clase dirigente presentar a Vaca Muerta como la panacea. ¿Es así?
-Bueno…, no creo que dentro de tres años todos estemos manejando Rolls Royce en la Argentina, de eso estoy seguro (risas). Pero tiene mucha potencialidad. En Estados Unidos, yacimientos similares han producido una revolución muy grande. Ahora, el problema es que nuestros costos son más altos que en Estados Unidos. Y eso uno lo sabe, uno compra una computadora acá o en Estados Unidos y lo nota. Todo es más barato allá, generalmente, y los costos de producción acá, son más caros, el transporte, todo. Entonces, para nosotros, producir sale más caro. Eso nos limita a la hora de exportar y nos cuesta competir con Estados Unidos. Para darte una idea, acá el millón de BTU de gas se está vendiendo cerca de 7 dólares, en Estados Unidos lo están vendiendo a dos dólares y medio.
Yo desearía que, aunque las reglas no sean perfectas, sean estables, porque lo peor que podemos hacer es, como en el fútbol, cambiar las reglas en medio del partido.
-¿Eso está vinculado, como aseguran algunos economistas, a un problema de cargas impositivas?
-No. Yo creo que hay una cadena productiva más cara, en general. Pero eso nos pasa no solamente con el gas, sino con todo.
-Ahora, una cosa que a mí me parece cuestionable, es que hoy es impensable la vida sin electricidad y sin gas. ¿Es válida una política tarifaria que lleve a precios que probablemente muchos sectores no pueden pagar?
-Está bien, yo creo que es cierto eso, pero yo te pregunto esto: ¿No pasa lo mismo con la carne, la leche o los fideos? ¿Entonces, por qué no ponemos los precios de esos artículos al precio que toda la gente los pueda comprar? Si lo hiciésemos, te puedo decir que el resultado es que en algún momento no vamos a tener ni leche, ni fideos, ni carne. Y lo mismo nos va a pasar con la energía, aunque ya nos pasó. Entiendo el planteo y hasta personalmente, es parte de mi trabajo lograr llegar a los sectores de menores recursos. El enfoque que yo tengo, es que la energía cuesta lo que cuesta, no hay magia. Pero sí podemos hacer algo por este sector, que es empezar a no desperdiciar la energía, ese 70% del que hablábamos antes. Así logramos que sectores con menores recursos, puedan acceder a los beneficios que da la energía, sin necesidad de gasta tanto y sin necesidad de alterar el sistema energético global. De esa manera, tendríamos energía todos, porque el menor costo lo logramos, no fajando artificialmente los precios, sino consumiendo más racionalmente la energía y logrando los mismos beneficios.
-Entiendo que su primer mensaje es buscar eficiencia en el propio hogar.
-Exacto. Las posibilidades de usar más eficientemente la energía son inmensas. Por ejemplo, si pensáramos en un sistema de recambio de heladeras, las nuevas A++, consumen diez veces menos energía que una heladera vieja, que te consume al año $4000 de electricidad. O sea que, en diez años, te consume $40.000. Eso quiere decir que, si yo cambiara la heladera, que hoy cuesta $16.000, me ahorraría dinero. Si el Estado, en lugar de discutir si bajamos la tarifa, lanzara algún tipo de financiación mayor, o algún premio en el IVA al que compre un equipo más eficiente, lograríamos que esa persona pague menos por su electricidad; pero a su vez generaríamos una actividad industrial y de desarrollo económico interesante, que generaría empleo. Eso sería mucho más positivo, que el de imponer un piso artificial al costo, que lo único a lo que nos lleva es a que dentro de unos años no tuviéramos nuevamente energía.
-Volviendo al tema de las energías renovables, ¿el mayor desafío actualmente es poder mejorar los sistemas de transferencias a los usuarios?
-Sí, pero de hecho, en eso también tiene que ver el precio. ¿Por qué razón, Uruguay logró un desarrollo mucho más rápido que nosotros en energías renovables? Porque los precios no estaban pisados. ¿Quién iba a invertir en poner un molino de viento si después un funcionario viene y le dice: “tu electricidad no va a valer esto, sino que va a valer lo que yo digo que vale”? Me voy a Uruguay, me instalo y si después la querés, yo te la vendo, pero al precio del mercado. Y de hecho, eso es lo que hacíamos.
La llamita del piloto puede representar entre un 13 y un 30%, del de gas que se consume en una casa.
-Pero la potencialidad para desarrollar renovales, está.
-La potencialidad está. No hay ninguna duda. Los vientos de Uruguay y los de acá son iguales y hasta tenemos más territorio. El problema que tenemos nosotros, diría que endémico, es nuestra inseguridad jurídica. Yo invierto en Argentina y no sé qué va a pasar dentro de dos años y eso tiene un costo. Que los pagamos con mayores costos también.
-¿Es optimista respecto del futuro energético del país?
-El cielo no lo tiene comprado nadie, pero hay algunos signos positivos. Creo que de alguna manera el sinceramiento de las tarifas es razonable. No sé si a los niveles que pretende el gobierno lo vamos a poder lograr, en eso tengo mis dudas y creo que quizás ir más lento sería mejor, pero es solo mi opinión. Pero lo que sí creo, es que hay un consenso es en que no podíamos seguir en la situación anterior, que no nos llevaba a ninguna parte. Esto, por lo menos genera inversiones y hay más interés, pero lo más importante que yo desearía, es que, aunque las reglas no sean perfectas, sean estables, porque lo peor que podemos hacer es, como en el fútbol, cambiar las reglas en medio del partido. Este tipo de inversiones son a muy largo plazo y si yo construyo una central eléctrica, me va a llevar cinco años construirla, y recién se va amortizar a los veinte. Si a los cinco o seis años me cambian las reglas, acá no se puede invertir y nos generamos un problema a nosotros mismos.
*Salvador Gil obtuvo su título de Doctor en Física (Ph.D.) de la Universidad de Washington Seattle, EE.UU. y es de Licenciado en Física de la Universidad de Tucumán, Argentina. Sus intereses profesionales incluyen la investigación en física experimental, aprendizaje de las ciencias, usos de TICs en la enseñanza de las ciencias y los estudios energéticos.
Ha sido investigador del Laboratorio Tandar de la Comisión Nacional de Energía Atómica, de la Universidad de British Columbia, Canadá, y de la Universidad de Washington, EE.UU. Como miembro de la colaboración del Sudbury Neutrino Observatory (SNO), contribuyó a resolver el problema del déficit de neutrinos provenientes del Sol. Estos resultados corroboraron el modelo estándar de generación de energía del Sol y detectaron la mutación entre distintas variedades de neutrinos (Nature 411,12 (2001)).
Es profesor de física de la Universidad Nacional de San Martín. Actualmente es director de la carrera de Ing. en Energía y es analista de consumo de energía y consultor en eficiencia energética del ENARGAS. Ha desarrollado diversos modelos predicción de consumo de energía y del gas natural. Tiene más de 90 publicaciones en revistas especializadas con referato y contribución en dos libros de su especialidad y del libro Física reCreativa.
Su contribución sobre eficiencia energética fue galardonada con el primer premio por el Comité de Estrategias para una Gestión Eficiente de la Energía del Senado de la Nación Argentina en noviembre de 2008. Es responsable del sitio www.fisicarecreativa.com.
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